"Toda firme resolución que tomas con una gran determinación puede convertirse de inmediato en un hábito. ¿Por qué no habrías de poder realizar lo que deseas, según te dicta la razón? Debes intentarlo. ¡Desecha todas tus faltas! Reflexiona sobre tus acciones del año pasado. Determina qué hábitos inconvenientes has manifestado: quizás te peleas con la gente, o comes demasiado o eres envidioso. Toma hoy mismo la determinación de cambiar, y ten la convicción de que jamás volverás a hacer nada de eso".
(…) En este nuevo año aprende a discernir: examina todo impulso que sientas, para ver si te conviene seguirlo. Y cuando la razón te aconseje hacer algo, no permitas que ni el destino ni los dioses se interpongan en tu camino. Pero si consideras que estás equivocado, cambia de idea. Algunas personas son tan testarudas que no están dispuestas a admitir su equivocación; pero nosotros debemos guiarnos siempre por la razón, y no por la voluntad ciega. Si, luego de razonar serenamente, decides que lo que te has propuesto hacer es lo correcto, nadie deberá ser capaz de detenerte. Si yo no tuviera trabajo, por ejemplo, sacudiría el mundo entero hasta que la gente dijera: <¡Denle un empleo para que se apacigüe! >. (Esto no lo digo por orgullo personal, sino para que puedas aprender de mis experiencias).
No importa que trabajo realices, si lo efectúas con la actitud correcta, te confiere la victoria sobre ti mismo. Puede ser que te toque limpiar cuartos de baño, pero si lo haces con la intención de servir y ayudar a los demás, estarás manifestando el verdadero espíritu de un hombre de Dios. La actitud con la que trabajas es lo que cuenta. La pereza mental y el trabajo a regañadientes es lo que te daña. La gente a menudo me pregunta <¿Cómo puede usted hacer tantas cosas?>. Porque todo lo hago con el mayor placer y con espíritu de servicio. Interiormente estoy siempre con Dios, y aunque duermo muy poco, me siento constantemente renovado, porque desempeño mis deberes con la actitud correcta: la de que es un privilegio brindar servicio a los demás.
Debes tener en cuenta que eres hijo de Dios y, por consiguiente, no has de dejarte gobernar por ese viejo “yo”, que está sujeto a los hábitos. Las restricciones e imperfecciones temporales del cuerpo y del cerebro no deben detenerte; tan pronto como pronuncies tu veredicto y quieras con intensidad convertirte en un hombre nuevo, indudablemente cambiarás.
Has estado encarcelado en la prisión de tus hábitos, y eso no ha sido nada bueno para ti. La razón de que tu reino corporal sucumba ahora a las invasiones de la enfermedad, de las dificultades, del mal humor y de la ignorancia, es la presencia de los malos hábitos de pensamiento y conducta que has adquirido en esta y en otras vidas. Por eso, en adelante, debes afirmar:
(…) Debemos educarnos en el arte de pensar con nobleza y vivir con sencillez. Sería beneficioso que todas las familias tuvieran un pequeño huerto en el que pudieran cultivar parte de sus alimentos. Vive con más sencillez, de modo que puedas disponer de más tiempo para gozar de los pequeños placeres que nos ofrece la vida. El hombre pasa su existencia trabajando, comiendo y durmiendo: eso es prácticamente todo lo que logra. Elimina de tu vida todo hábito o actividad que perturbe tu paz interior y tu felicidad.
Este Año Nuevo, decide arrojar del templo de tu mente todos los demonios de los malos hábitos y programar tu vida de modo que puedas realizar todo lo que te propongas. Si es felicidad lo que deseas, ¡Consíguela! Nada hay que pueda detenerte. Eres un hijo inmortal de Dios, y todos los obstáculos que te salgan al paso no tienen otro fin que servirte de estímulo para obtener logros mayores.
Swami Paramahansa Yogananda
Templo de Self-Realization Fellowship en Hollywood (California)
2 de enero de 1944
Texto extraído de "La Búsqueda Eterna"
0 comentarios:
Publicar un comentario