La dieta vegetariana gana día a día nuevos adeptos, ya sea basados en razones de salud, moral o compromiso ecológico, el número mundial de personas que se aleja del consumo de las carnes y abraza el modo de alimentación vegetariana crece notablemente; sólo en Estados Unidos, más de un millón de personas adopta este tipo de dieta al año.
Dentro de la práctica vegetariana existen dos grandes subgrupos a saber:
A) Ovolactovegetariano:
Este tipo de dieta excluye, como todas las vegetarianas la ingesta de
carnes (siquiera el pescado), pero incorporan huevos y lácteos.
Se dice que es la variación “occidental” del vegetarianismo, ya que en
América y Europa, es éste, mayoritariamente el tipo de régimen que llevan
quienes se reconocen vegetarianos.
Las variantes de este tipo son, ovo-vegetarianos, que además de
alimentos de origen vegetal consumen huevos y lacto-vegetarianos que sólo
adicionan la ingesta de lácteos y sus derivados.
B) Vegetariano estricto-vegano:
Este tipo de dieta sólo incorpora alimentos de origen vegetal,
rechazando el consumo de huevos, lácteos y miel.
Asimismo los veganos promueven el alejarse de los productos que suponen
la explotación y/o el sufrimiento animal para su obtención o fabricación, en
este caso promulgan la no utilización de indumentaria de cuero, lana, seda o
cosméticos.
Dentro de los veganos encontramos
1) Crudivoros-vegetarianos:
quienes consumen todo en estado natural, basados en la idea de que es por la
acción del calor, que se pierden gran cantidad de vitaminas y demás valiosos
atributos nutricionales de los alimentos. Incorporan a su dieta, verduras,
frutas, semillas, brotes y cereales, siempre sin cocción.
2) Frugívoros o frutaríanos: En el ámbito se la reconoce como la más alta
expresión del vegetarianismo. Quienes eligen este tipo de dieta se alimentan
exclusivamente de frutos, generalmente los prefieren crudos y de la estación.
Fundamentan su elección en que es la única “alimentación que no debe destruir
para nutrir”, al considerar que los frutos regalados pacíficamente por la misma
naturaleza son la más perfecta y equilibrada fuente nutricional, sin necesidad
de recurrir a otros grupos alimenticios.
¿Por qué tanta
gente elige este tipo de alimentación?
Razones por las cuales ser vegetariano, encontramos muchas; si elegimos
regir nuestra nutrición por los principios básicos sobre los que nos orienta el
ayurveda, reconoceremos en las dietas vegetarianas, una fuente de exquisita
nutrición y vitalidad. Alejándonos del consumo de carnes (principalmente de las
rojas), logramos purificar nuestro cuerpo y calmar nuestro sistema, ya que la
digestión de ellas consume mucha energía y supone un gran desgaste metabólico.
También hidratamos nuestro cuerpo de un modo simple, por medio del agua
presente tanto en frutas como en verduras y mantenemos nuestro peso en su
balance óptimo.
La alimentación vegetariana consciente, equilibrada y controlada
regularmente por un médico, es adecuada y proporciona múltiples beneficios para
la salud, tanto en la prevención como en el tratamiento de diferentes
enfermedades.
Este tipo de alimentación es baja
en grasas saturadas y tiene poco o ningún aporte de colesterol (este
lípido proviene de los productos de origen animal), por lo que el riesgo
cardíaco que puede padecer un vegetariano se reduce notablemente en comparación
con alguien que consume carne.
Asimismo, el vegetariano duplica la ingesta de verduras y frutas, por
lo que también aumenta la incorporación de fibras en su sistema, contribuyendo
a la prevención de, entre otras enfermedades, el cáncer. Numerosos estudios,
revelan que en aquellos países mayoritariamente vegetarianos, la taza de
muertes por esta enfermedad se reducen entre la mitad y las tres cuartas partes
que en la población en general; además los vegetarianos tienen menor hipertensión arterial, y
aproximadamente un 80% menos de riesgo de padecer diabetes de tipo II que
alguien con dieta carnívora.
La planificación de toda dieta y
entre ellas la vegetariana, siempre debe hacerse con el control de un
profesional, pero con más precauciones si nos alineamos a un régimen vegano,
poniendo énfasis en que estén satisfechas todas y cada una de las
necesidades nutricionales.
En principio, en una dieta vegetariana, las proteínas y el hierro son
aportadas por los cereales, las legumbres y las verduras, y si los incorporamos también serán fuentes
de estas los huevos. El principal aporte de calcio lo otorga el consumo de
verduras de hojas verdes (acelga y espinaca especialmente), las versátiles
legumbres, los frutos secos y las frutas disecadas. Si nuestra dieta acepta los
lácteos, serán ellos, fuente complementaria de los anteriores.
Toda dieta que no está correctamente organizada, puede generar
deficiencias de ciertos nutrientes, por ello, la importancia de que al momento
de elegir un cambio de alimentación seamos conscientes y responsables,
controlando el balance de la dieta y el aporte de vitaminas.
“Soy vegetariano por amor a los animales”
En este caso hablamos de vegetarianismo conocido como “por razones
éticas”.Quienes defienden esta postura, exponen la crueldad que supone matar un
animal para satisfacer nuestras necesidades
alimenticias, denotando que se resisten a desposeer de la vida a otro
ser para contentar nuestra gula, costumbres o hábitos.
Este tipo de vegetarianismo denuncia los maltratos que sufren los
animales, desde la cría (intensiva, destete precoz, feed lot), el traslado de
los mataderos y la constante manipulación tendiente a mejorar el rendimiento,
como la administración de hormonas o el hacinamiento de los animales en
cubículos reducidos para evitar el desgaste físico, siendo de este modo más
fácil la ganancia de peso en el animal y la reducción de costos para el
productor.
Este tipo de vegetarianismo también cuenta con adeptos en la religión.
Muchos consideran que el precepto de “no matar” o la idea da amar a todos los
seres, es también trasladable a los animales “de granja” y observa como una
responsabilidad que nosotros, animales dotados de raciocinio, pongamos sobre
nuestros hombros el deber de velar por los seres más desprotegidos y menos
evolucionados.
La visión ecológica de la elección del ser vegetariano, radica en el
comercio de los alimentos. La ambición y la búsqueda de ganancias llevan a que
miles de hectáreas sean desmontadas para que en estos terrenos se realice algún
tipo de ganadería o símil producción.
Quienes eligen ser vegetarianos por razones ecológicas, consideran a la
ganadería extensiva e intensiva entre las principales causales de la
degradación de los suelos, el efecto invernadero y los actuales cambios
climáticos.
Creen que optar por un estilo de
vida vegetariano traerá alivio al desgastado planeta, y de este modo
evitaríamos la progresiva contaminación
que generan los grandes latifundios tendientes a la producción de “hamburguesas”.
Esta última visión esta
íntimamente relacionada con la distribución equitativa de los alimentos.
En este sentido, Hay quienes ven el “lado social de la dieta vegetariana”,
postulando que si la administración de los espacios utilizados para la producción
de carne (incluyendo el período que supone la misma) fuesen dirigidos a la
obtención de alimentos “vegetarianos” (aunque particularmente se refieren a la
soja) podría mitigarse el hambre de gran parte de la población mundial.
La alimentación vegetariana sin duda es una gran elección, variados son
los motivos que pueden llevarnos a la selección de un determinado tipo de
dieta, algunos extremistas, otros quizás un poco más “equilibrados”, lo
importante es que lo que optamos sea lo más beneficioso para nuestro cuerpo y
espíritu, que estudiemos y meditemos sobre las opciones, y que veamos los pro y
contras de cada una de ellas, porque sólo en la diversidad y en el análisis
podremos encontrar y elegir aquello que por el motivo que fuese nos satisfaga,
para hacer así del comer, algo más que simplemente alimentarnos.
“Amad a todo ser viviente y pacificad vuestros
espíritus dejando de matar y comer animales; he ahí la verdadera prueba de
religiosidad pues el verdadero sabio y hombre de Dios no sólo no matará ni
comerá a ninguna criatura sino que amará, conservará y potenciará la vida en
todas sus manifestaciones”. Buda
Maestra
Elena Annette Pereyra
(Karma
Kunga Drölma)
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